La manifestación en la puerta de la Comandancia de la Guardia Civil de Manresa (Barcelona) protagonizada por una veintena de desarrapados impresentables, al grito de fuera las fuerzas de ocupación, nos parece un hecho muy grave y que no puede quedar sin su correspondiente y justa respuesta penal. Volvemos a encontrarnos ante una situación de odio a unas personas solo por el hecho de ser guardias civiles. Ya lo hemos vivido no hace mucho en Alsasua (Navarra).
¿Fuera las fuerzas de ocupación? ¿De donde? De España no nos va a echar nadie, y Cataluña es España, por mucho que se empeñe quien quiera empeñarse.
Al margen del despropósito y la intención política, hay que señalar que en ese edificio viven guardias civiles, con sus familias, con sus hijos,a los que sin duda están intentando atemorizar. ¿Quién defiende a esas familias, mujeres y niños? Si estos energúmenos pudieran entrar, ¿qué serían capaces de hacer, hasta donde serían capaces de llegar? Con el odio que manifiestan, cualquier cosa sería posible. Pero en realidad son unos cobardes. Tienen suerte de que allí viven guardias civiles, porque si estas amenazas las hicieran en cualquier otra comunidad, seguro que sus vecinos saldrían a defenderse y poner a los que amenazan en el sitio que les corresponde.
Esperamos una respuesta contundente de la Delegación del Gobierno porque seguramente se manifiesten sin autorización. Y de los gobiernos español y catalán una condena como se merece un hecho tan deleznable. Es necesario que los responsables de ambos gobiernos se pongan claramente del lado de los defensores de la legalidad, de los guardias civiles, y condenen de forma rotunda y contundente a los alborotadores en este acto de provocación. Si no, pensaremos que están del lado de los que amenazan y agreden.
¡¡¡¡Viva España y Viva Cataluña!!!!
Madrid, 13 de diciembre de 2017