CHAPUZA, CAOS Y PEOR SERVICIO AL CIUDADANO

El pasado 30 de marzo entró en vigor una norma interna en la Guardia Civil que regula el trabajo y los descansos de los guardias civiles. Algo en principio de orden interno va a tener una repercusión tremenda en el servicio que la Guardia Civil va a prestar a los ciudadanos; y podemos adelantar quela atención al ciudadano va a empeorar de manera notable, porque disminuye el número de agentes disponibles. Si unimos esta nueva norma a la reducción anual de guardias civiles que arrastramos desde hace varios años, podemos afirmar que la Guardia Civil no está en condiciones de atender a la seguridad de los ciudadanos que confían en ella, con los parámetros de eficacia y profesionalidad que la han caracterizado hasta la fecha.

La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) siempre ha tenido un espíritu positivo y constructivo pero hoy observamos con pesimismo lo que se nos viene encima. Había que regular el trabajo de los guardias civiles así como sus periodos de descanso, sopesando las necesidades operativas de las unidades con las necesidades personales de los Guardias Civiles, pero había que hacerlo de manera práctica y lógica, y lamentablemente no ha sido así; hoy se empieza a aplicar una norma farragosa y compleja, difícilmente comprensible y más difícil de cumplir, de hecho la aplicación informática que gestiona su aplicación, ni funciona, ni se sabe cuándo funcionará, dejando en el limbo administrativo los servicios que se prestan desde hoy en toda la Guardia Civil.

Se empezó a confeccionar la norma de manera vergonzosa (cediendo a exigencias malintencionadas), luego se esgrimió torticeramente una Directiva europea para aplicar parámetros no obligados, se puso en marcha un grupo de trabajo durante 16 meses, y al margen se negoció “con alevosía y nocturnidad” con algunas asociaciones, ridiculizando con ello a aquellas que mientras tanto colaboraban de buena fe para conseguir una norma adecuada. El Director General cedió a las presiones de algunas asociaciones, negociando con ellas a escondidas, y hoy es el principal responsable de este desastre y quien debe ponerle solución.

El resultado hoy es una normativa que nadie entiende, ni tan siquiera quienes han participado en su desarrollo; se han dado escasas explicaciones a quien debe aplicarla, y ya se está “parcheando” de manera improvisada cuando acaba de ponerse en marcha, legislando mediante cambios interpretativos posteriores a su publicación, siendo la única norma que se ha modificado con carácter retroactivo, sin moverle una sola coma al texto original, por lo que quizás debería volver a pasar por el Consejo para una nueva votación. Lo que votamos no es lo que se está aplicando.

Pero lo más grave y lo que más nos duele de esta norma es que cambia la mentalidad de los guardias civiles: ya no se piensa en cómo prestar mejor servicio al ciudadano, solo en cómo poder articular los múltiples descansos, rellenando los huecos con algún servicio.

Además, una norma tan compleja y tan trascendental para la Guardia Civil tenía que haberse probado antes de su aplicación mediante un “Proyecto Piloto en varias Comandancias de distintas características; hoy ya es tarde y el caos se ha consumado en toda la Guardia Civil. La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC), cuyas aportaciones durante la confección de la norma fueron calificadas de “simplistas y poco trabajadas”, pero que el tiempo ha demostrado acertadas, pide la paralización y revisión urgente de esta normativa, antes de que los daños sean irreparables para la Guardia Civil y por lo tanto para el ciudadano.

En APROGC no pensamos en “trabajar lo menos posible y cobrar lo más posible”, nos gusta nuestro trabajo y sentirnos realizados prestando servicio al ciudadano, aquí somos más de trabajar bien y cobrar lo que nos merecemos”, que por supuesto debería ser más de lo que ahora percibimos. Con esta nueva norma los ciudadanos se sentirán menos seguros, y los guardias civiles desorientados y desmotivados.

 

Martes, 31 de abril de 2015

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