Ayer, domingo 6 de marzo, dimos el último adiós al guardia civil José Antonio Pérez Pérez, que estaba destinado en el Destacamento de Tráfico de Barbastro (Huesca). Los hechos, ya de todos conocidos: un control de alcoholemia y drogas establecido por miembros de la Agrupación de Tráfico, un vehículo que hace intención de pararse, o que se para, pero en un momento dado arranca a toda velocidad, sin entender el peligro que eso supone para quienes se encuentran realizando el control y para el propio conductor que pretende evadirlo. Los miembros de la Agrupación de Tráfico conocen la escena; será raro que alguno de ellos no lo haya vivido alguna vez. Y el motivo de intentar escaparse, casi siempre el mismo: menor conduce sin permiso, conductor que piensa que dará positivo en el control de alcoholemia o que le falta algún tipo de documentación (seguro obligatorio, permiso de conducción retirado por pérdida de puntos…). Y el resultado, casi siempre el mismo. El conductor es detenido y se agrava su situación.
Pero el pasado viernes 5 de marzo, por desgracia, el resultado fue bien distinto, y trágico. A José Antonio le engancharon con el vehículo, no le soltaron, no pararon y terminaron con la vida del guardia civil. Un hecho absurdo, como casi todas las muertes.
Ayer, domingo 6 de marzo, dimos el último adiós al guardia civil José Antonio Pérez Pérez, que estaba destinado en el Destacamento de Tráfico de Barbastro (Huesca). Los hechos, ya de todos conocidos: un control de alcoholemia y drogas establecido por miembros de la Agrupación de Tráfico, un vehículo que hace intención de pararse, o que se para, pero en un momento dado arranca a toda velocidad, sin entender el peligro que eso supone para quienes se encuentran realizando el control y para el propio conductor que pretende evadirlo. Los miembros de la Agrupación de Tráfico conocen la escena; será raro que alguno de ellos no lo haya vivido alguna vez. Y el motivo de intentar escaparse, casi siempre el mismo: menor conduce sin permiso, conductor que piensa que dará positivo en el control de alcoholemia o que le falta algún tipo de documentación (seguro obligatorio, permiso de conducción retirado por pérdida de puntos…). Y el resultado, casi siempre el mismo. El conductor es detenido y se agrava su situación.
Pero el pasado viernes 5 de marzo, por desgracia, el resultado fue bien distinto, y trágico. A José Antonio le engancharon con el vehículo, no le soltaron, no pararon y terminaron con la vida del guardia civil. Un hecho absurdo, como casi todas las muertes.
La Agrupación de Tráfico es desgraciadamente la Unidad con mayores índices de siniestralidad desde su creación, porque sus efectivos prestan su servicio en un medio hostil, difícil y peligroso: la carretera. Las cifras de siniestralidad en nuestro país dan buena muestra de ello. Y también los 330 guardias civiles fallecidos en acto de servicio y miles de heridos de distinta consideración, muchos de los cuales no pudieron volver a prestar servicio.
Ayer, a José Antonio le concedieron la cruz de la orden del mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo. Desde nuestra Asociación hemos hechos varias propuestas para que a todos los fallecidos en acto de servicio se les conceda ésta y no la cruz de plata, aunque sea de mayor categoría la de plata que la roja. Pero la roja tiene una pensión y la de plata, no. Es la primera vez que a un miembro de la Agrupación de Tráfico fallecido en accidente de circulación en acto de servicio se le concede la cruz con distintivo rojo. Esperemos que si ocurriera un hecho posterior en el que fallezca otro miembro de la Guardia Civil en un accidente (pedimos a la Virgen del Pilar que no vuelva a ocurrir) también se le conceda la cruz con distintivo rojo. Mientras tanto, desde nuestra Asociación seguiremos realizando las propuestas ante el Consejo para que así sea. Hoy mismo, ya teníamos previsto presentar una propuesta para que, tras los oportunos trámites, el correspondiente grupo de trabajo, debate y aprobación en el Consejo, se modifique la Orden Ministerial INT/2008/2012 que regula la concesión de la Orden del Mérito de la Guardia Civil en sus distintas categorías, para que a todos los fallecidos en acto de servicio se les conceda la cruz con distintivo rojo.
Madrid, 7 de marzo de 2016