Y ocurrió nuevamente: centenares de subsaharianos se lanzaron al asalto de las fronteras de España arrasando con los guardias civiles que encontraron a su paso. Primero en Melilla y dos veces más en Ceuta. Más de mil en tres días.
Sucedió nuevamente y volverá a suceder porque a nadie parece importarle que así sea.
Y de nuevo se repiten las mismas reacciones:
– La mayor parte de los medios de comunicación, abducidos por los cantos de sirena de ciertas ONGs, se centran en las heridas que sufren los inmigrantes a causa de las «diabólicas concertinas».
– La prensa escribe sobre lo que interesa a cierto público o a determinados dueños de empresas, parece que el morbo que despiertan las concertinas de las vallas es mucho mayor que el de las que la propia ONU pone en sus campamentos de refugiados o las que protegen nuestros aeropuertos.
– Los políticos, que ordenaron ponerlas hace años, las critican ahora como si hubieran aparecido de la nada, las utilizan como arma arrojadiza para tratar de ganar un puñado de votos y volverán a contentarse con decir que ningún ser humano es ilegal, etc, etc, etc.
– El Gobierno, se apresura en anunciar que Marruecos lo ha hecho divinamente y en el congreso, se preparan decenas de preguntas parlamentarias que a modo de «pliego de descargos» acabarán contestando los Guardias Civiles.
– Quizá el Defensor del Pueblo, (Al que los guardias civiles de Ceuta y de Melilla no debemos pertenecer), o la Cecilia Malstrom de turno, o la ONG de siempre, nos acuse a los propios guardias civiles de cometer las peores atrocidades contra la humanidad.
– Quizá alguna asociación de la propia Guardia Civil volverá a exigir el “Protocolo Trampa” clavando más hondo si cabe, el puñal con el que traicionaron a sus propios compañeros de Ceuta y Melilla y echarán la culpa de todos los males a nuestra naturaleza militar intentando acortar el camino hacia su ansiada unificación con la policía o sea hacia la desaparición de la Guardia Civil.
Y otra vez más, pasados unos días, se olvidará todo y los Guardias Civiles de Ceuta y Melilla nos quedaremos solos, esperando el próximo asalto masivo a la valla, sintiéndonos abandonados, incomprendidos y maltratados por la sociedad a la que servimos. Hasta el próximo asalto.
Pero ya está bien. Va siendo hora de que alguien haga algo, esta vez es de justicia decir que se aproxima una tragedia que teñirá de luto la España africana.
¿Saben los españoles cuántos Guardias Civiles se necesitan para enfrentarse a las avalanchas de cientos de inmigrantes que pretenden atravesar el vallado violentamente?.
¿Saben los españoles el número de guardias civiles que resultan heridos tras cada salto masivo a las vallas de Ceuta y Melilla?
¿Saben los españoles en qué se emplea el personal de Ceuta y Melilla que debería estar vigilando nuestras fronteras?
¿Saben los españoles qué medios tienen y cuáles pueden emplear para evitar el asalto y en su caso poder defenderse de las agresiones?
¿Saben los españoles cuánto dinero se gasta en mantener el vallado para que sea eficaz bajo las actuales circunstancias?
Las respuestas a esas preguntas son descorazonadoras y aunque no podemos ni queremos dar ningún dato que pueda ser usado por los enemigos de los guardias civiles, sí queremos poner de manifiesto nuestra oposición a que se utilicen sistemáticamente los efectivos de Ceuta o Melilla o los refuerzos del GRS venidos de la península, para garantizar que no se maten entre ellos, los miles de marroquíes que vienen diariamente a las dos ciudades a contrabandear mercancías, muchas de ellas mujeres que cargan fardos de mercancía que pesan más que ellas, niños, ancianos e incluso ciegos.
Los guardias civiles no deberían tener encomendada la infame tarea de regular el comercio atípico para que fluya rápida y discretamente mientras son testigos de imágenes que recuerdan a la esclavitud. Nada de esto parece escandalizar al resto de España y si por esconder esa miseria los Guardias Civiles del vallado están desprotegidos, no pasa nada, cualquier cosa menos tomar decisiones políticas.
De los pocos medios existentes no se permite el uso de la gran mayoría por no considerarse idóneos para ser utilizados en misiones de protección de fronteras. Que pasen miles de inmigrantes antes que dar una imagen políticamente incorrecta o salir en esa prensa que quita el sueño a los políticos.
De gastar un euro en dotar al personal de medios idóneos ni hablar, mejor hacerlo en teléfonos y tablets para que sus señorías redacten preguntas parlamentarias «contra» los Guardias Civiles de Ceuta y Melilla.
La valla mantiene el mismo formato que hace decenas de años, cuando valía para impedir que grupos de inmigrantes, que por aquellas fechas jamás utilizaban la violencia, tratasen de entrar en España. Ni un euro en inversiones, solo y a duras penas se sustituye lo que se cae al suelo.
Esa y no otra es la realidad de la Guardia Civil de Ceuta y Melilla en la protección de las fronteras. Por supuesto nos encantaría que alguien nos desmintiera y nos demostrase que lo que vemos no es real.
La actual tendencia en las promesas de turno gira sobre el uso de drones de «alta tecnología», o sea más operadores de drones y menos guardias civiles para frenar avalanchas… de manera que el día que llueva o haga viento ni habrá dron ni habrá guardia… La detección de los inmigrantes antes de que lleguen a las vallas es fundamental, pero más importante aún es que tengamos un mecanismo legal que permita poner en frontera a los inmigrantes que sean interceptados, saber que se acerca un problema ante el que no hay ni personal ni medios suficientes adecuados para intervenir no es gran consuelo pero saber que todo el esfuerzo realizado no servirá de nada lo es aún menos.
Con el deseo de equivocarnos, opinamos que la violencia que emplean los inmigrantes contra los Guardias Civiles que custodian las fronteras de España acabará bien por producir la muerte de un compañero, apaleado, golpeado con martillos, apedreado o atravesado por lanzas rudimentarias, o bien ocasionará que un Guardia Civil al ver peligrar la vida de un compañero se vea obligado a usar su arma en legítima defensa.
En ese momento ya será tarde para tomar medidas, solo quedará tiempo para lo de otras veces: la infamia de escurrir el bulto, la cobardía de alegar desconocimiento y la falacia de argumentar que nadie lo había advertido. Señores políticos, no dejen que nos sigan agrediendo, no dejen que siga aumentando el riesgo de morir saltando o defendiendo el vallado, no alimenten el tópico del país que fija las políticas de seguridad en los funerales.
Como primer paso consideramos urgente que el Ministro del Interior convoque la reunión del Comité Mixto Hispano Marroquí en virtud del Acuerdo de Readmisión y la inclusión en dicho acuerdo de un Procedimiento Acelerado de Readmisión que garantice:
1) Que las personas que sean interceptadas en las vallas de Ceuta y de Melilla intentando entrar ilegalmente, reciban asistencia letrada, asistencia médica y se estudien los casos de peticiones de asilo.
2) Que una vez producido lo anterior, en los casos que corresponda, dichas personas interceptadas sean puestas en frontera. Estamos convencidos de que con la implicación de Marruecos en el Procedimiento Acelerado de Readmisión sería posible que los políticos españoles unificasen criterios en torno a la firma de un Pacto de Estado sobre Inmigración que devuelva la normalidad a las fronteras españolas, la dignidad a los guardias civiles y corte de una vez el efecto llamada que tantas muertes está causando.
La aplicación del Acuerdo de Readmisión solo perjudicaría a las mafias que se lucran con el drama de los inmigrantes, evitaría muertes y evitaría que la actuación de los guardias civiles fuese cuestionada sistemáticamente.
Madrid, 21 de febrero de 2017