EL MINISTERIO DEL INTERIOR TIENE QUE CORREGIR ERRORES

La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) lamenta que el prestigio profesional del Cuerpo Nacional de Policía se vea nuevamente ensombrecido por el caso de los niños de Córdoba; nuestros compañeros tendrán que analizar si se trata de un lamentable error o algún fallo estructural o de procedimientos. Esta situación ha supuesto que la funcionaria que firmó el informe haya sido relevada de sus funciones. Nosotros no valoramos esta decisión. Desde nuestra asociación profesional tenemos que manifestar que en ese Cuerpo hay magníficos profesionales, muchos.

Otro episodio de este verano, y con la Policía también como triste protagonista, ha sido el llamado “caso Interligare”, este bastante más grave en cuanto afecta a estructuras de mando y dirección, y que merece una reflexión más profunda sobre el CNP y el modelo policial español. Los odios, rencores, politiqueos y venganzas entre camarillas son inevitables desde el momento que estas existen, y eso es precisamente lo que hay que evitar. En este caso, los fallos en el modelo policial vigente son los que han llevado a la aparición de esos grupos de policías que actúan presuntamente fuera de la legalidad.

La existencia de dos Cuerpos de Seguridad estatales, de distinta naturaleza, organización, procedimientos y funcionamiento es buena para el normal desarrollo del estado de derecho. En APROGC creemos que es la mejor fórmula para ello, pero hay errores que se arrastran y que están en el origen del caso Interligare. La titularidad en puestos claves del Ministerio del Interior, Secretaría de Estado de Seguridad, centros policiales comunes (CICO, Interpol, Europol, Consejerías en el exterior) y de la seguridad privada no puede ser exclusividad del CNP y sus comisarios. Ello conlleva la aparición de monopolios, camarillas, abusos, colocación de amigos y también a una evidente falta de eficacia policial ya que el Cuerpo marginado (siempre la Guardia Civil) no puede colaborar plenamente. Desde la Asociación Pro Guardia Civil exigimos que en esos puestos de trabajo rija la paridad, y se compartan al cincuenta por cien entre CNP y GC; muchos males pasados, presentes y sobre todo futuros se evitarán.

Que dos cuerpos policiales convivan aporta más cosas buenas que malas; se evita poner la seguridad del Estado en manos de una sola policía de la cual los gobernantes podrían sentirse rehenes, y con su capacidad de gobernar limitada por meras cuestiones internas de ese cuerpo (conflictos laborales, situación económica, etc.). El uso de la fuerza, inherente al ejercicio de la seguridad, estaría también compartido y nadie podría esgrimir ese monopolio para fines distintos. La existencia de dos cuerpos policiales, y de distinta naturaleza (civil y militar), garantiza de un modo más eficaz la libertad y la seguridad en todo momento y circunstancias; y la duplicidad en alguna de las unidades (que podría juzgarse como innecesaria o costosa) debe servir para garantizar y mejorar la calidad del servicio que se presta al ciudadano. Otro beneficio no menos importante sería el garantizar el control mutuo , lo que supone el mejor antídoto contra la corrupción policial, tan peligrosa en los tiempos que corren (donde el avance de los medios tecnológicos ofrece posibilidades de investigar infinitamente superiores a las de hace años), y tan presente en los países con un modelo basado en un solo Cuerpo de policía. Sirva una pregunta de dolorosa actualidad: ¿se habría cometido el error en el análisis de los huesos de Córdoba si también se hubieran analizado por el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil? No con rotundidad. Desde la Asociación Pro Guardia Civil proponemos que los Servicios de Policía Científica de GC y CNP colaboren en los asuntos técnicamente más complicados y cotejen mutuamente sus informes técnicos. La competencia o sana rivalidad entre servicios y unidades no tiene porqué ser negativa siempre y cuando exista coordinación y protocolos justos de cooperación; bien al contrario, tiene que servir de motivación para el perfeccionamiento y evitar el acomodamiento y relajación propio de los monopolios.

6 de Septiembre de 2012

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