En enero de este año, una asociación profesional de guardias civiles actuó una vez más irresponsablemente: facilitó datos reservados del servicio (que sólo una patrulla vigilaba la central nuclear de Garoña), atacó a la profesionalidad de sus compañeros (que carecían de medios y formación para afrontar emergencias en la central), y lo hizo para dañar la imagen de los guardias civiles y la Guardia Civil (difusión pública en Twitter y prensa local).
La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) está ya harta de que esos compañeros de profesión sigan con su campaña de hostigamiento y menosprecio a todos los guardias civiles de Burgos, que cumplen con su deber con profesionalidad. Y les pide también que dejen de hacer el ridículo; el pasado 5 de marzo, y quizás aprovechando la información facilitada por esos ingenuos, un grupo de 30 miembros de una asociación ecologista intentaron perturbar la Central Nuclear. Todos los protocolos de actuación funcionaron a la perfección, con una respuesta inmediata y eficaz de las patrullas del Cuerpo que impidieron la acción de los ecologistas, deteniendo a nueve de ellos y denunciando a más de una decena. Los guardias civiles destinados en los Puestos próximos a la central reciben la formación básica necesaria para las primeras reacciones ante una emergencia, y realizan ejercicios prácticos. Decir lo contrario es acusarles de poca profesionalidad, y APROGC lo rechaza rotundamente.
El Fiscal Jefe de Burgos debería analizar las informaciones facilitadas públicamente por esa asociación profesional, para determinar si suponen algún tipo de «revelación de secretos», e investigar si hay una relación causa-efecto, entre la divulgación de esa información y la posterior actuación de los ecologistas.
13 de febrero de 2014