LADRAN, LUEGO CABALGAMOS

A veces los insultos, lejos de desanimar, enfadar o desmoralizar se convierten en mensajes de ánimo para seguir haciendo las cosas como hasta ahora, e incluso redoblar esfuerzos.

Eso nos acaba de pasar a todos los que dedicamos nuestro tiempo libre, nuestro esfuerzo e incluso nuestro dinero para defender un modelo y estilo de Guardia Civil y de guardias civiles, a todos los que formamos la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC).Aquí les dejamos un  panfleto (“escrito breve generalmente agresivo o difamatorio” cuyos orígenes lo relacionan con el género cómico o la comedia, y que por extensión se emplea para escritos de propaganda política) que, si les sobra tiempo que perder, pueden ojear más como lectura cómica y divertida que como formación de ningún tipo; como todo lo cómico no tiene mayor fin que entretener y distraer (nunca mejor dicho) al público.

No pasaría ese panfleto de ser una payasada si no fuera porque lo pagamos todos los españoles de nuestros bolsillos (400.000 euros en subvenciones a los sindicatos policiales en 2012), y a los que ponen toda su ¡¡¡ inteligencia e ingenio!!!! en redactarlo también les pagamos todos los españoles, y les pagamos para que nos protejan y aseguren nuestra convivencia en paz y seguridad. Algo no funciona, algo falla en este país que permite que presuntos policías, que recibieron buena y cara formación como policías, que todos los españoles les pagamos para que ejerzan de policías, se dediquen a ejercer de panfletistas, cuya obra intelectual (el panfleto en cuestión) también sea pagado por todos los españoles. Se podrían emitir muchas valoraciones, cada uno tendrá la suya, aquí se nos ocurren varias, pero por no caer en su misma insolencia, las omitimos.

En cualquier caso, y para no perder más tiempo ni esfuerzos (la cosa no lo merece), lo que nos preocuparía como asociación profesional que vela por los guardias civiles y la Guardia Civil, y que quiere hacer las cosas bien, sería que estos hablaran bien de nosotros, o incluso que nos ignoraran. Acabamos como empezamos: LADRAN, LUEGO CABALGAMOS.

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