En la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) no dejamos de sorprendernos por lo que interpretamos como “presiones” al Secretario de Estado de Seguridad, reiteradas periódicamente por parte de la Policía Nacional indirectamente, en materia de atribución de competencias entre ese cuerpo y la Guardia Civil.
Cuatro sindicatos de la Policía firman una carta el 4 de enero pidiendo una rectificación al Secretario de Estado sobre una decisión profesional ya adoptada. Una vez más, determinado sector muy claramente identificado de la cúpula de la Policía utiliza a sus sindicatos para hacer reivindicaciones competenciales y plantear supuestos problemas de coordinación con la Guardia Civil basados, una vez más, en falsedades, manipulaciones, y lo que es peor, faltas de respeto institucional. Lo más curioso de este reiterado procedimiento es que ha venido a sustituir, de facto, a los cauces oficiales de planteamiento de este tipo de asuntos en los órganos creados al efecto. Desconocemos si el motivo de esta perversa sustitución estriba en que los verdaderos autores de estos panfletos, los de siempre, no son capaces de plantear sus quejas e inquietudes por derecho y dando la cara ante los responsables de su tratamiento, o si no saben hacerlo porque se mueven mejor en el terreno embarrado, en la manipulación a distancia y el empleo de los sindicatos policiales como ariete mediante el consabido recurso de “tirar la piedra y esconder la mano”. Los problemas de competencias entre Guardia Civil y Policía se tienen que dirimir, profesionalmente, con argumentos y explicaciones, en la Comisión Ejecutiva de Coordinación (CECO), órgano oficial de coordinación del Ministerio del Interior que preside el Secretario de Estado y donde están presentes los Directores Generales de los Cuerpos (también el de la Policía) y los Directores Adjuntos Operativos (también el de la Policía), y no mediante notas de prensa en plenas Navidades. Contrariamente a lo que presumen los sindicatos policiales en su pasquín, la seguridad de los ciudadanos es algo muy serio como para andar jugando y presionando a los mandos del Ministerio del Interior. Les pedimos responsabilidad, aunque nos tememos que volverá a caer en saco roto.
A la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) nos resulta también curioso que los sindicatos policiales se presten a esta manipulación y estén dispuestos a firmar cuantos comunicados conjuntos les lleguen redactados desde la cúpula de la institución policial, sin contrastar su contenido y sin más participación que estampar una firma y decir amén; ellos sabrán por qué y qué sacan a cambio, como entidad o sus representantes individualmente.
Por nuestra parte, jamás hemos entrado ni vamos a entrar en valorar desde esta Asociación la actuación de los responsables de órganos de la Secretaría de Estado de Seguridad que, perteneciendo al Cuerpo Nacional de Policía tienen bajo su dependencia orgánica a miembros de la Guardia Civil, por cierto, más numerosos que al revés algo de lo que nunca se han quejado esos mismos sindicatos. Y no lo vamos a hacer porque nosotros, a diferencia de otros, sí aceptamos y respetamos el modelo policial vigente y regulado por la Ley 2/86 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y las estructuras que les son inherentes. Y lo hacemos con lealtad y profesionalidad, no con lloriqueos y presiones en los tablones de anuncios.
Si los sindicatos policiales creen en un incumplimiento de la Ley 2/86 deben recurrir a los jueces, como ya hicieron sobre una de las materias que aquí se vuelven a citar, la presencia internacional de la Guardia Civil, y sobre la cual la Justicia les dio un soberano varapalo que siguen ignorando. La Justicia compañeros, hay que creer en ella.
En todo caso, en la bajeza que desde luego nunca caeremos es en la de atacar a la Policía Nacional acusándola de ineficaz -no lo haríamos aunque fuera cierto, pero mucho menos empleando argumentos falsos, como decir que se incrementa la inseguridad en su demarcación- ni haremos nunca referencias nominales de profesionales, con nombre y apellidos concretos, buscando el daño personal. Es barriobajero, cobarde y falaz.
Y la mejor prueba de ello es que ni vamos a hacer en esta nota ninguna mención a problemas concretos de atención a la seguridad que todos conocemos, ni a causas penales en curso, ni vamos a hablar de los autores e instigadores del referido panfleto, cuyos nombres y apellidos tampoco se escapan a nadie. Ahí no nos encontrarán. No queremos que nos confundan con esos sindicatos.
Dónde sí se ve obligada a entrar la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC), en la defensa de los intereses personales y profesionales de los guardias civiles, es en rebatir y defender alguna de las afirmaciones e insinuaciones recogidas en el pasquín que firman los sindicatos policiales. Los guardias civiles y la Guardia Civil ejercen sus misiones con absoluta profesionalidad y eficacia, cumplen perfectamente con las competencias asignadas sin entretenerse a usurpar otras, garantizan plenamente la seguridad al ciudadano allí donde tienen esa misión. Nos produce vergüenza ajena leer el último párrafo del panfleto sindical donde se arrogan ser “los responsables en primera persona de una profunda paz social y unas cotas de seguridad ciudadana desconocidas” y que por ello el mismísimo Secretario de Estado “debería estar agradecido a todos y cada uno de los policías”; más allá del tono exagerado y autocomplaciente, los guardias civiles somos por lo menos igual de responsables que nuestros compañeros policías (al igual que muchos más colectivos) de que los ciudadanos vivan en paz y libertad en nuestro país. De hecho, la Guardia Civil y los guardias civiles somos la institución MÁS VALORADA por los españoles, por algo será. Lo dicen los ciudadanos, no nos lo decimos nosotros mismos.
Pero también tenemos que alertar del mensaje subliminal que destila el pasquín sindical, porque nos parece grave: hay un cierto tono de amenaza y presión hacía el Secretario de Estado que, de ser cierto, nos parece inadmisible. Alguien podría interpretarlo como una presión a la propia figura política de esa autoridad, en un final de legislatura, con un futuro abierto por delante, y con una situación política incierta para todos. Aceptar presiones de este tipo, cualesquiera que sean las amenazas veladas (incluidas las que pueden afectar a temas muy sensibles), es abrir la puerta a otras muchas intimidaciones; y nos parece igual de grave ser instigador como plegarse a ellas.
Se está cuajando una campaña de hostigamiento unidireccional y supradirigida hacía la Guardia Civil, con las hipotéticas y reiteradas injerencias competenciales y con menosprecio evidente hacía la labor que desarrollan día a día los guardias civiles, a base de presiones hacía los responsables políticos de diferentes niveles encaminadas a prepararse el “día después” de la reorganización del nuevo Gobierno que se forme.
Estas maniobras desleales afectan al futuro profesional de los guardias civiles, y al del propio Cuerpo como Institución, y por ello pedimos que sea la propia Guardia Civil, con su Director a la cabeza como máximo representante de la misma, quien defienda nuestros intereses dejando por una vez aparcada su habitual actitud contemplativa ante este tipo de situaciones.
7 de enero de 2016
Fernando Ramírez Trejo
Presidente de APROGC